Hoy las reseñas pasan a un segundo plano porque necesito desahogarme sobre este tema y la mejor manera de hacerlo es escribiendo sobre él. Antes de lanzar mi reflexión, quiero aclarar que NO estoy criticando los gustos ni las preferencias de ningún lector; mi queja va dirigida a las editoriales, sobre todo a las más influyentes.
Hoy en día no resulta extraño ir a cualquier librería y encontrarse novelas con cubiertas llamativas, acabados refinados, ediciones especiales espectaculares... Esto puede llegar a considerarse el paraíso para aquellos lectores que buscan libros visualmente atractivos o que, simplemente, quieran coleccionar distintas ediciones. También hay que tener en cuenta la rapidez con la que las novedades llaman a la puerta. No hace mucho tiempo, lo habitual era esperar años a la publicación en español de algún best seller del otro lado del charco, ahora la espera se resuelve en unos pocos meses, o un año en el peor de los casos.
Nada de lo mencionado hasta ahora parece ser un motivo de queja, pero ¿de qué sirve todo eso si el interior del libro presenta errores tipográficos, traducciones deficientes, faltas de ortografía, párrafos sin coherencia ni cohesión…?
Los consumidores cada vez somos más exigentes, lo queremos todo aquí y ahora, y esto ha afectado al sector editorial, en el que cada vez hay más competitividad. Las editoriales buscan contratar aquellos manuscritos que saben que se van a convertir en best sellers, obviamente, lo que lleva a que en un solo mes se lleguen a publicar más de 300 novedades. Estas prisas por traer lo mejor de lo mejor provocan que los tiempos establecidos para la corrección, edición y revisión (si es que la hay) se vean reducidos.
Otro aspecto importante es lo visual; las ediciones especiales se han hecho un hueco importante en las estanterías de muchos lectores y las editoriales no han dudado "aprovechar" esta tendencia para intentar vender un poquito más; eso sí, sin tocar nada del texto: si la edición normal tiene erratas, es muy probable que la edición especial también las tenga.
Además, resulta irónico que, a pesar de que la calidad de los libros ha sufrido una caída notable, los precios sigan subiendo; ¿un aumento de precio no debería ser directamente proporcional a un aumento de la calidad? El lector dedica parte de su tiempo y dinero en un libro que espera que cumpla con sus expectativas; esto no solo implica un diseño cuidado y atractivo, sino también un texto impecablemente editado, corregido y revisado que garantice una buena experiencia de lectura.
A algunos este tema les puede parecer una exageración, pues todos cometemos errores y una errata se puede escapar, pero un libro debería pasar, como mínimo, por cuatro revisiones —una de estilo, dos ortotipográficas y un cotejo de correcciones— antes de publicarse.
En definitiva, los libros siguen siendo una vía de escape para muchas personas y una puerta al entretenimiento y, tristemente, parece que ahora se valora un poco más la parte estética. Está claro que una edición llamativa vende, pero las editoriales no deberían olvidar que lo esencial no son solo las cubiertas, sino calidad literaria de la historia que se encuentra entre ellas.
Gracias por haber dedicado un ratito de tu tiempo en leerme y espero no haberte aburrido. Si lo consideras preciso, estaré más que encantada de conocer tu opinión.
- Meri -