Opinión personal
Cuando un libro se compara con La selección y El príncipe cruel es imposible que mi atención no recaiga sobre él, y si a eso se le suma una premisa de lo más interesante y una cubierta preciosa, el resultado es su lectura inmediata.
Esta historia se sitúa en 1848, en una Inglaterra gobernada desde hace siglos por la misma reina fae. Ivy está apunto de debutar en sociedad y en cada nueva temporada la reina ofrece a sus debutantes la posibilidad de hacer un pacto por un pequeño precio, como una sonrisa bonita a cambio de un dedo del pie. Sin embargo, en esta temporada también ofrece la opción de competir por la mano de su único hijo biológico, el príncipe Bram. Ivy quiere salvar a su familia de caer desgracia y descubrir la verdad sobre la desaparición de su hermana, así que se presenta como candidata, pero lo que ella no se imaginaba es que las crueles pruebas que deben pasar las participantes solo serían divertidas para la reina y que el hermanastro de Bram, el príncipe Emmett, no dejaría de rondarle.
El pacto de la rosa es una novela que tiene cierto encanto, a pesar de que mezcla elementos de otros libros bastante conocidos. Su ambientación es uno de los puntos fuertes, de hecho, me atrevería a decir que es lo único que hace que la historia funcione, pues esa atmósfera oscura y ese aura de misterio es lo que se espera de un libro con personajes feéricos. El problema para mí es que no he podido evitar sentir que el potencial de la trama no está exprimido al máximo; Sasha Peyton Smith se apoya en elementos muy llamativos dentro de la fantasía, pero no ahonda lo suficiente en ellos, y eso hace que a historia se sienta desaprovechada.
Los personajes no están mal, pero no llegan a cautivar lo suficiente. Algo que destaco positivamente es que la autora le da voz al resto de competidoras a través de breves capítulos narrados bajo su perspectiva, lo que les da cierto trasfondo. Sin embargo, Ivy es una protagonista que, a pesar de tener motivaciones justificadas, va perdiendo fuerza a medida que avanza la historia. Los personajes masculinos, por otro lado, tampoco sobresalen y eso, lamentablemente, afecta a la trama romántica. Sasha Peyton Smith tenía todos los ingredientes para construir un romance intenso y emocionante, pero el resultado final deja bastante que desear. La historia de amor no fluye con la naturalidad necesaria para cautivar al lector y, por ende, algunas escenas se sienten demasiado forzadas e, incluso, triviales.