Dramones y mazmorras de Kristy Boyce es una comedia romántica young adult con una cubierta que, desde luego, llama mucho la atención. Si bien no es una novela que esconda giros inesperados ni un gran drama de por medio, su historia es de esas que atrapa al lector desde prácticamente las primeras páginas gracias al humor y a la calidez que trasmite la pluma de la autora.
La trama gira en torno a Riley, una adolescente entusiasta del teatro musical que, tras coger el coche de su madre sin permiso, acaba trabajando en la tienda de juegos de su padre como castigo. Allí conoce a Nathan, un amante de los juegos de rol con el que apenas tiene cosas en común; sin embargo, un acuerdo mutuo para dar celos a terceras personas hace que deban fingir un romance. El tener que pasar tiempo juntos los lleva a descubrir cosas inesperadas sobre el otro y sobre sí mismos y, también, a darse cuenta de que hay vida más allá de los juegos de rol y del teatro musical.
Uno de los puntos fuertes de esta novela son, sin duda, sus personajes. Riley es una protagonista que en varias ocasiones puede llegar a abrumar con su intensidad, pero tanto su naturalidad como su pasión hace que sea realmente fácil empatizar con ella. Lo mismo sucede con Nathan, su ingenuidad y la simplicidad con la que está caracterizado lo convierten en un personaje que llega directo al corazón sin apenas esfuerzo. Los secundarios tampoco se quedan atrás, pues no son meros espectadores, sino que también tienen sus pequeños momentos de gloria capaces de sacar más de una sonrisa.
La trama romántica que se da en esta historia nace del tópico “relación falsa” y es, asimismo, tan simple como adorable. Kristy Boyce se las ingenia para construir un romance que, sin la necesidad de añadirle muchas florituras, logra convencer. Los sentimientos entre Riley y Nathan no aparecen de la noche a la mañana, sino que van surgiendo poco a poco fruto de esos momentos que comparten y de la confianza que el uno deposita en el otro. Como lector es gratificante ver como Riley va cogiendo el gustillo a jugar a Dragones y Mazmorras gracias a Nathan y como él va perdiendo esa coraza gracias a la personalidad de Riley.