La derrota de Nolan frente a una donnadie de cam-peón-ato deja de piedra a todo el mundo. Pero lo más desconcertante es que el chico quiere enfrentarse de nuevo a ella. ¿Qué clase de gambito está poniendo Nolan en práctica? Lo más inteligente sería dar media vuelta y marcharse. Abandonar. Dar por finiquitada la partida. Sin embargo, la victoria le brinda la posibilidad de embolsarse unos cuantos premios en metálico, algo que buena falta le hace, y, pese a todo, no puede evitar sentirse atraída por el enigmático estratega...
A medida que escala puestos en la clasificación a toda velocidad, Mallory se las ve y se las desea para mantener a su familia al margen del juego que lo echó todo a perder. Y a medida que su amor por el deporte que ha intentado detestar con todas sus fuerzas se reaviva, no tarda en descubrir que las partidas no se llevan a cabo únicamente sobre el tablero, que estar en el punto de mira es más complicado de lo que imaginaba y que la competencia puede ser feroz (-mente atractiva. E inteligente... Y exasperante...).
Opinión personal
Ali Hazelwood se ha convertido en una autora a tener en cuenta dentro del romance contemporáneo adulto gracias a sus historias ambientadas en el mundillo STEM (entre otras). Con Jaque mate al amor, Hazelwood debuta en el género juvenil y apuesta por una trama algo más profunda y centrada, sobre todo, en las emociones.
Esta novela sigue a Mallory, una joven prodigio del ajedrez que que debido a un problema personal ha perdido la pasión por este juego. Cuando su mejor amiga la convence para participar en un torneo benéfico, lo último que espera es ganar Nolan Sawyer, el joven pero invencible campeón del mundo. Esta victoria volverá a abrirle la puerta al mundo del ajedrez y, aunque ella diga que solo compite porque necesita el dinero para su familia, no puede negar la atracción que siente por ese juego y, tal vez, también por cierto campeón del mundo, quien está deseando enfrentarse a ella de nuevo.
Mallory es una protagonista que sufre el cliché “una entre un millón”, pero con la que es fácil identificarse, aunque en ocasiones resulte algo cansina. Tanto ella como el ajedrez son un medio para ejemplificar ese miedo a tomar una mala decisión y que todo se eche a perder; además, el conflicto interno de la protagonista entre lo que quiere hacer y lo que cree que debe hacer está bastante bien desarrollado y eso no solo dota a la historia de cierta profundidad, sino que también hace de Mallory una protagonista creíble.
La trama romántica es, sin duda, lo que más se aleja del estilo de la autora. En este caso, el romance no es el eje central, sino que es otro empujón para la evolución de la protagonista. Ali Hazelwood construye una trama romántica bastante más relajada que se basa en el respeto y la atracción intelectual, algo que casa muy bien con la personalidad de los implicados, pues tanto Mallory como Nolan no buscan intensidad, sino un apoyo. Como alguien que esperaba un romance juvenil, debo admitir que esta trama me ha sabido a poco, no obstante, me ha gustado.